La Cifra Virulenta

La cifra virulenta

Según reportes de la Superintendencia Financiera la tasa de usura aplicable a la cartera de consumo experimentó una reducción de 16 puntos básicos al pasar de 28.59% en febrero al 28.43% que va a regir durante el mes de marzo. Esta cifra es relevante puesto que la tasa de usura se calcula a partir del Interés Corriente Bancario para la modalidad de consumo, que es un cálculo que incluye la información de todos los plazos sobre créditos de consumo y tarjetas de crédito para personas naturales con excepción de los consumos a un mes.

Esta información es remitida mediante el diligenciamiento del Formato 88 – Informe semanal de tasas de interés activas – que reportan los bancos, las corporaciones financieras, las compañías de financiamiento, las instituciones oficiales especiales y las cooperativas financieras para las 4 semanas anteriores a la certificación. Su cálculo corresponde a la tasa de interés efectiva anual de los créditos desembolsados.

El Interés Corriente Bancario certificado por la Superintendencia Financiera para la modalidad de consumo pasó de 19.06% en febrero al 18.95% que va a regir durante el mes de marzo y su reducción de 11 puntos básicos muestra que la tasa de interés de los créditos de consumo retomó su tendencia declinante.

Destacamos este hecho puesto que la certificación anterior – que correspondió al mes de febrero – marcó un aumento de 29 puntos básicos al pasar de 18.77% a 19.06% y por lo tanto generó una ilusión temporal sobre la supuesta formación de un piso para las tasas de interés de los créditos de consumo.

En este orden de ideas, la evolución del Interés Corriente Bancario para la modalidad de consumo en el mes de marzo ratifica las inquietudes sobre la pérdida de competitividad de las cooperativas, tema que aborda esta revista en la sección “Coopmetrics”.

La pandemia

Ahora bien, en el panorama de las tasas de interés han surgido enormes nubarrones. Nos referimos concretamente al Coronavirus pues la epidemia tiene el potencial de inducir recortes de tasas de interés a escala orbital ante su perversa influencia sobre la demanda global.

Al respecto, la agencia noticiosa Bloomberg recreó un escenario de desaceleración económica global, incluso antes de la declaratoria de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud. En dicho escenario la economía mundial crecería 0% en 2020 con una expansión de China de apenas 3.5% y con recesión económica sincronizada en Estados Unidos, Europa y Japón.

La primera potencia en reaccionar fue Estados Unidos al reducir prácticamente a 0% la tasa de interés de los fondos federales. En la región latinoamericana Chile también recortó drásticamente la tasa de interés de política y están cantadas las reducciones en las dos economías más grandes, Brasil y Méjico.

El caso colombiano

El caso colombiano es más difícil de pronosticar. Aunque ya son muy visibles los impactos de la epidemia sobre el precio del petróleo Brent (US$23 el barril) y sobre la tasa de cambio, con devaluaciones anuales cercanas al 30%, no es claro que la coyuntura tenga necesariamente que implicar una reducción de las tasas de interés.

En primer lugar, porque la devaluación de la tasa de cambio genera un leve efecto inflacionario que inhibiría al Emisor para decretar recortes en la tasa de intervención. En segundo lugar, porque una disminución de las tasas de interés domésticas disminuiría el atractivo que tienen los activos financieros locales respecto a los del exterior y por consiguiente la medida podría precipitar una fuga de capital golondrina que debilitaría aún más al peso colombiano frente al dólar.

Si bien es cierto que estos argumentos tienen sustento técnico, algunos analistas privados y gremios de la producción han expresado dudas sobre si en un escenario de pandemia el consumo de los hogares va a poder sostener el magnífico tono que mostró en el año 2019 - cuando registró una notable expansión del 4.6% - y sobre si el gasto de las familias finalmente va a sucumbir frente a la duración incierta que tenga la solución de la pandemia.

De ser este el caso, la hipótesis sobre un eventual recorte de la tasa de interés de intervención sí podría ganar adeptos y por consiguiente arreciaría la presión competitiva que hoy existe sobre el cooperativismo financiero.

En este contexto es recomendable sincerar el presupuesto de 2020 a las nuevas realidades y además sería conveniente simular un escenario en el que se reduzca aún más la tasa de interés de causación de la cartera de consumo con el objetivo de anticipar sus efectos sobre la rentabilidad del modelo de negocio. En estas materias, si bien se deben esperar los mejores escenarios, es sabio planificar para enfrentar los peores.